martes, 21 de agosto de 2012

Niños con problemas para dormir solos

Algunos niños y niñas muestran problemas a edades tempranas para conciliar el sueño cuando no están junto a sus padres o figuras significativas. Este hecho es algo que angustia mucho a los padres, quienes ante la falta de información y la preocupación por el bienestar de sus hijos/as, suelen optar por quedarse junto a ellos hasta que se duerman o incluso dormir con ellos hasta edades relativamente avanzadas. De esta manera se impide que el bebé adquiera una conducta que es fundamental para su desarrollo, que es aprender a dormir solo.

Desde la psicología infantil es conocido que, en función de las diferentes etapas evolutivas se espera que los niños y niñas comiencen a realizar determinadas conductas así como la aparición de algunos miedos y dificultades característicos de cada edad. Es importante la respuesta del entorno, ya que debe permitir a los pequeños desarrollar las distintas habilidades que van a requerir a lo largo de su desarrollo. Las personas que se ocupan de su cuidado deben poner los medios, facilitando situaciones que permitan al bebé poner en práctica cada una de las diferentes habilidades que tiene que desarrollar. Las conductas de sobreprotección en muchos casos suponen un impedimento al desarrollo de aquellas.

Es habitual que los bebés se despierten por la noche durante el sueño, al igual que sucede con los adultos. El ritmo de sueño-vigilia está regulado biológicamente (aunque se puede influir en él desde el entorno, mediante hábitos, ciclos de luz-oscuridad, ruidos, etc) y lo constituyen distintos ciclos de actividad-reposo, que en el caso de los bebés se encuentran mucho más marcados. En la sucesión de estos ciclos durante el sueño se dan cambios de una fase a otra, donde es frecuente que ocurran despertares. Un cambio de fase especialmente marcado es el que se da de la vigilia al sueño. Por ello es frecuente que aparezcan problemas de sueño en estos cambios de fase, es decir, problemas para conciliar el sueño y problemas para mantenerlo debido a los despertares nocturnos (o diurnos si se dan en las siestas durante el día).

El bebé tiene que aprender unos hábitos de sueño y vigilia, que van a venir marcados por la conducta de las personas del entorno. Muchos de los casos que llegan a consulta de niños con problemas para dormir están originados por unos hábitos inadecuados o por cambios significativos en el entorno. Un psicólogo infantil debe valorar estos hábitos, después de haber descartado otro tipo de patologías (problemas de alimentación, enfermedades, apneas, etc). Las técnicas de modificación de conducta están encaminadas a restablecer unos hábitos adecuados de sueño y actividad en el bebé y en la familia para lograr que este aprenda algo que va a necesitar durante el resto de su vida. Además, con este tipo de intervenciones desde la psicología infantil se enseñan a los niños comportamientos adecuados, y es un modo más de establecer límites y enseñar conductas de autocontrol, que van a ser fundamentales en el desarrollo de otras capacidades. Por otro lado es importante trabajar la interacción del bebé con los padres, los tiempos de juego, compartir actividades, tiempos de descanso, separaciones, etc, ya que estas rutinas serán las que ayuden al niño a regular su propia conducta (ciclos actividad-reposo) y a establecer un apego adecuado con sus padres y otras figuras significativas.

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