miércoles, 22 de agosto de 2012

Las niñas y los niños hiperactivos


El Trastorno por déficit de atención e hipeactividad (TDAH) se caracteriza según el DSM-IV (manual de referencia en psicología clínica y en psicología infantil), por varios grupos de síntomas, si bien no todos ellos tienen por qué darse en todos los casos. Estos síntomas incluyen por un lado el déficit de atención y por otro la hiperactividad-impulsividad. Deben permanecer durante un periodo continuado de al menos 6 meses, y además la aparición de al menos algunos de ellos ocurre antes de los 7 años de edad. Según el predominio de un grupo u otro de síntomas se establecerá el subtipo de TDAH (con predominio de déficit de atención, con predominio de hipeactividad-impulsividad o de tipo combinado).

Niños inquietos ha habido siempre y sin embargo ahora se establece este diagnóstico con mucha mayor frecuencia que en otros tiempos. Pero, ¿cómo saber si un niño sufre TDAH o no? Desde la orientación de Psicología Cognitivo-Conductual no es tan relevante la etiqueta que supone establecer el diagnóstico de TDAH. Es más, el propio diagnóstico puede tener efectos negativos en los niños por el mero hecho del etiquetado social y las connotaciones negativas que se le asocian (percibirse diferente a los otros niños y niñas, ser percibido diferente por los demás, la justificación de muchas de las conductas del niño en función de la etiqueta, dando por supuesta la estabilidad de la misma y la imposibilidad del cambio, etc).

Sin embargo, desde la Psicología Infantil, especialmente en el campo de la Modificación de Conducta, se considera fundamental tener claras cuáles son las dificultades específicas y las conductas problemáticas que puede tener una niña o un niño con estas características. Es más, estas dificultades a nivel de conducta son las que se van a trabajar desde la terapia psicológica infantil. Por lo tanto, será necesario hacer una evaluación detallada de estas conductas y las repercusiones que tiene a todos los niveles en el niño y en su entorno. Para ello se emplean pruebas de atención, observaciones y registros de conducta (si es excesiva para el ambiente o no se adapta al mismo, si el niño responde sin pensar o antes de leer/escuchar la pregunta completa, etc).

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