miércoles, 5 de septiembre de 2012

Déficit de atención. Cómo motivarles y mejorar la concentración

Es bastante frecuente entre niñas y niños con déficit de atención la aparición de problemas de aprendizaje (Carlson, 1986; Barkley, 1990), en algunos casos relacionados con la dificultad para prestar atención a las tareas escolares. Las distracciones frecuentes cuando realizan sus tareas o cuando están en el aula, pueden hacer que tengan más dificultades para alcanzar los objetivos escolares. Por ello resulta fundamental que el psicólogo infantil que detecte el problema de atención, valore también la posible existencia de trastornos del aprendizaje. A veces será necesario hacer un trabajo específico sobre la lectura y la escritura, las matemáticas, etc, en las áreas que el niño o la niña presente dificultades. En cualquier caso resultará de utilidad aplicar algunas pautas generales sobre cómo motivar a niñas y niños que presentan dificultades para concentrarse y mantener la atención, y conseguir que tengan más interés en su trabajo académico.

Por un lado es necesario simplificar las tareas, tanto en casa como en el aula, dividiéndolas en subtareas más sencillas que deberán realizarse de forma independiente. El objetivo de esto es lograr que el niño haga las tareas de una en una, obteniendo un premio lo más inmediato posible tras la realización de cada una de ellas. Además evitaremos que acabe por aburrirse y desista rápido, al poder alcanzar el premio más rápido (hay que premiar cada logro alcanzado, a veces con elogio verbal y recibir atención del adulto es suficiente). Por otro lado, cambiar de tarea cada cierto tiempo utilizando ejercicios cortos facilita la concentración. En tareas verbales (por ejemplo en problemas de Matemáticas donde se le pide al niño que haga varias operaciones consecutivas) el niño puede aprender a separar enunciados consecutivos según contenidos, ya que un problema que aparece con frecuencia es la lectura rápida y sin comprensión. Al segmentar enunciados estamos resaltando el contenido de cada uno de ellos de forma independiente y por lo tanto facilitando el procesamiento atencional.

El psicólogo infantil también puede emplear otras estrategias que pueden ser útiles en cualquier niño, siendo más necesarias en niños con problemas de atención, para lograr una mayor motivación e interés de este por sus deberes; se trata de fomentar que este trabaje con sus compañeros de clase, intentando aumentar la novedad y la creatividad de las tareas. Estas deben ser lo más variadas posibles, evitando así el aburrimiento; deben emplear diferentes tipos de estimulación (visual, auditiva, táctil) en cada ocasión para hacerlas más entretenidas, etc. Siempre se debe emplear una perspectiva positiva para aumentar la motivación, procurando premiar mucho cada logro alcanzado por pequeño que parezca (por ejemplo, por cada aumento en el tiempo de concentración), más que castigando la falta de éxito. El castigo favorecerá que el niño se sienta frustrado y cada vez más incapaz de mejorar su capacidad de concentrarse.


En cuanto al ambiente de trabajo, tanto en casa como en el aula, se debe alejar al niño o la niña de elementos distractores como ruidos, estímulos visuales que capten su atención, etc. En el aula el psicólogo infantil suele recomendar que el niño se siente cerca del profesor, para que éste pueda establecer una señal con él que le indique cuándo se ha distraído (a veces ellos mismos no son conscientes del momento en el que comienzan a distraerse) para que el niño se dé cuenta y vuelva a concentrarse. Si los distractores son más de tipo visual resulta más útil que el niño o la niña esté cerca del profesor/a. Sin embargo, si se distrae más con estímulos sonoros como ruidos puede ser problemático ya que la mayoría de las veces se producirán detrás de él y tenderá a darse la vuelta. Cuando la niña o el niño se distrae con sus propios pensamientos, estar junto a su profesor/a puede facilitar que vuelva a la tarea empleando el sistema de señales mencionado. Cuando se empleen señales y para lograr un mayor esfuerzo por parte del niño a la hora de mejorar la concentración también debe tenerse en cuenta la importancia de premiar cada pequeño logro que observemos, evitando castigar al niño por sus distracciones. Las señales también pueden emplearse en casa a modo de entrenamiento, y guiado por un psicólogo infantil, para favorecer del mismo modo la concentración. Un adulto puede trabajar con el niño haciéndole consciente de sus distracciones y fomentando que vuelva a su tarea. Estas señales pueden desvanecerse posteriormente y  de forma progresiva, cuando hayamos logrado que el niño mejore su capacidad atencional y la resistencia a distractores.



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