martes, 11 de septiembre de 2012

Cómo prevenir el miedo a la oscuridad

Algunas pautas generales pueden ser útiles para evitar que los/as niños/as desarrollen miedo a la oscuridad:

- Hay que establecer unas rutinas a la hora de irse a dormir: juegos tranquilos en la hora anterior al momento de irse a la cama, evitar comidas pesadas y/o cercanas a la hora de dormir, rutinas de baño, lavarse los dientes, sentarse en el retrete y ponerse el pijama, acompañar unos minutos al niño antes de dormir para  proporcionarle sensación de seguridad, leerle un cuento o compartir alguna actividad tranquila y después marcharse.
- La habitación donde duerme el pequeño/a debe ser agradable para hacer incompatibles este tipo de emociones con el miedo.
- Para facilitar el sueño tranquilo no debe haber ruidos excesivos en torno a la hora de irse a la cama. El niño debe asociar la hora de dormir con un momento de tranquilidad y seguridad.
- La iluminación debe ser tenue para facilitar el paso de la vigilia al sueño. En caso de negativa por parte del niño se debe disminuir gradualmente la iluminación para lograr que se adapte progresivamente a la oscuridad.
- En cuanto a la temperatura, no debe ser ni demasiado elevada ni demasiado baja. Ambos extremos dificultan el sueño.
- Si el niño se despierta por la noche con pesadillas, acudir a tranquilizarle tratando de hacer que acabe por dormirse solo. El niño debe lograr autonomía en la rutina de dormir.
- Evitar el empleo del miedo como estrategia para que los/as niños/as obedezcan. Las amenazas de seres imaginarios pueden suponer un problema para él en los momentos que tenga que enfrentarse solo a sus miedos.
- Dedicar tiempo a juegos de acercamiento a la oscuridad: el escondite, la gallinita ciega, sombras en la oscuridad, etc. Esto facilitará que se enfrente a ella con sentimientos agradables que impiden la aparición del miedo.
- Realizar actividades que impliquen enfrentarse a la oscuridad: ir al cine, pedir al niño que entre en una habitación a oscuras, etc. De esta manera naturalizamos estas situaciones y evitamos que el niño imagine la presencia de peligros irreales.
- Evitar la transmisión de información sobre monstruos y peligros variados en lugares oscuros de la casa.
- Tratar con naturalidad los ambientes oscuros: cuando se va la luz, cuando hay tormenta, etc. Muchos de los miedos de los niños se transmiten en las reacciones de los adultos.



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